POR MARCOS SANTOS. – En todas partes del mundo, hay comunicadores exitosos y otros no.
En los Estados Unidos, hay verdaderas estrellas de la comunicación, que han alcanzado fama con sus respectivos programas, con audiencias espectaculares, y con un contenido de interés colectivo y de actualidad.
Además de la fama, del rating de sus programas, han alcanzado fortuna económica.
La famosísima Oprah Winfrey es un ejemplo de ello.
Allá, “en los países”, nadie o muy pocos dicen, que tal comunicador se vendió a favor de un partido o candidato, muy a pesar de que comunicadores y medios de comunicación dan a conocer su apoyo públicamente a favor de equis proyecto político.
The New York Times estaba abiertamente con contra de Donald Trump, para citar otro ejemplo.
Aquí en Republica Dominicana, la cosa es muy distinta.
Si un periodista dice simpatizar o apoyar un partido, un candidato, o gobierno, de inmediato se vendió, se convirtió en una “bocina”.
Parece que está prohibido que un miembro de la prensa tenga sus propias simpatías políticas.
Incluso, algunos desaguisados, hasta cuestionan relaciones comerciales entre empresas privadas y comunicadores.
La verdad es que la envidia, y el resentimiento llegan lejos.
Muchos olvidan que el ejercicio de la comunicación, además de tener sus reglas, muchas de las cuales caminan de la mano de valores como la honestidad, la ética, la transparencia, entre otros, es también un negocio, es una forma de vida, que siempre y cuando se ejerza con decencia, es muy bonito.
Pero aquí, lamentablemente, aparecen una serie de “sabelotodo”, que creen tener Patente de Corso, para juzgar la integridad, la honorabilidad de los comunicadores.
Y eso se da, entre los propios compañeros.
Alguien me dijo hace muchos años, no hay una cosa peor, que un comunicador en contra de otro comunicador.
Señores y señoras, aprendan a vivir, hagan y dejen hacer, hablen y dejen hablar, no pierdan su tiempo en si otro comunicador “está picando”, y usted no.
Si usted “no está picando” por los medios legales, cambie su estrategia, deje de llevar vidas ajenas, y póngase a trabajar.
En este medio, como en los demás, hay tiempos buenos y tiempos malos, y si a usted no le ha llegado el tiempo bueno, es porque no hace lo suficiente para ello.
Chismeando, y hablando “caballá”, no se llega lejos.
Trabajemos para conseguir nuestras metas.
El periodista merece andar bien montado, vestir bien, ir a buenos restaurantes, viajar por el mundo, tener casa propia, y eso se puede conseguir por medios decentes.
Me pregunto: ¿Los periodistas honestos son aquellos que andan “desbarataos”?
Aquellos que piensan así, están totalmente equivocados.
Y a algunos amigos de la comunicación que dejen su “mal vivir”, porque lo mejor está por llegar.
El autor es conductor del programa “Con Marcos Santos por Imagen Universal TV, de lunes a viernes de 8 a 9 de la noche, y director de CALLE56.COM y MUJERESRD.COM
